La magia del Día de Reyes atrae, embruja, cautiva/ La vorágine de las compras, el recorrido, la leyenda/ Enigmático ritual de un largo día y una noche interminable que nunca es igual pese a repetirse año tras año/ Amigos de verdad hacen posible que la magia de esta leyenda cobre vida cada doce meses/ Hay buenos y malos entre quienes hacen posible que los infantes tengan en quien creer/ Gracias a mi tocayo, a Roberto, Julio, José Antonio, Matías, Manuel, Paco, gracias a ustedes por la mágica leyenda, el ritual una vez más vuelve a vivirse de manera intensa y por ello, pese a todo, Los Reyes Magos existen.
Carlos O. Morales
…año tras año, la historia se repite desde muchos años atrás. Miles y miles ya murieron, generaciones enteras vivieron esa leyenda llamada “Los Reyes Magos”. Así crecimos quienes hoy son abuelos y bisabuelos, padres he hijos, todos sentimos en su momento, la alegría y la felicidad generada al despertar el seis de enero.
Para muchos, los regalos del Día de Reyes se repitieron una y otra vez, recibimos la misma pelota, la bolsa de canicas, los zapatos de futbol, aquellos de piel de becerro y seis u ocho “tacos”, que lo mismo se usaban en la calle que en la improvisada cancha de futbol en el barrio o la colonia, obviamente sin faltar el balón de gajos a veces rectangulares o hexagonales, viejos balones que hoy solo son un recuerdo mas en la mente de Juan Francisco o Juanito pueblo.
Que decir de las fundas de plástico con dos pistolas de cromo o doradas y una tira de fulminantes. La pelota de hule vulcanizado que botaba horrores, los patines de fierro con cuatro ruedas que con el paso de los meses destruías para hacer lo que hoy conocemos como avalancha o patineta.
También hubo niñas que hoy de adultas, siguen estando resentidas con esos Reyes Magos, pues nunca pudieron cumplirles el deseo de una muñeca y un juego de té, solo llegaban 20 centavos y una red de plástico con 14 chocolates cubiertos con chochitos, pero los Reyes Magos llegaban al fin, en otros hogares, nunca hubo para ese mágico ritual.
Hoy mis pistolas y esos fulminantes, querido hermano Gonzalo, vuelven a tronar, en aquellas viejas calles y vecindades donde nos toco vivir, a tu manera y tu capacidad, vivimos los Reyes Magos.
Y conforme han avanzado los años, mis hijos y tus hijos, y los de quien lea estas líneas, recordaran como si hubiera sucedido ayer, esos esfuerzos que hacemos porque nuestros hijos, niños y niñas vivan la leyenda de los tres reyes magos, igual que con oro, incienso y mirra, adoraron los primeros Reyes Magos al que hoy es conocido como Jesús.
Esta noche, todos, la mayoría de la gente, se verá inmersa, atraída, subyugada por la multicolor marejada de seres humanos que abarrotan y recorren hora tras hora, minuto a minuto, las tiendas de juguetes, las tiendas departamentales, las jugueterías, los mercados, las pequeñas tiendas de colonias populares, en busca de esos juguetes que no importa el costo, no importa si es caro o apenas nos alcanza para comprarlos.
Hoy, en este largo día, habremos de conseguir prestado, empeñado, rogado y buscado los dineros que nos permitan entrar a la marejada de compradores que creen en el ritual, en la leyenda, la historia y la vida misma, porque es cierto, en la entrega de juguetes, en el festejo a los pequeños, nos va la vida, nos va el esfuerzo por pagarles a los que antes vivieron el papel de Rey Mago, ese esfuerzo, esa ilusión , esa alegría y felicidad que nos ha causado por lo menos alguna vez en la vida, el ser parte de este largo y hermoso día, así como esa interminable noche donde no queremos dormir, sino por el contrario, esperar con los ojos bien abiertos, la llegada de los legendarios y subyugantes, Los Tres Reyes Magos.
A mi tocayo, al buen amigo Roberto, al amigo Alejandro, a los que han sido amigos toda la vida, las gracias por todo el apoyo recibido, y con ello, insisto, el milagro existe como existen los Reyes Magos, baste con recorrer el centro de Cuernavaca, las cabeceras municipales, los mas alejados poblados y en todos ellos, el largo caminar, el agotador viaje en la ruta o el autobús, para repetir una y otra vez, que vale la pena el esfuerzo para revivir la leyenda de Los Reyes Magos.
Las luces de los puestos improvisados en las calles, las avenidas, los mercados, los gritos de ¡bara bara! ¡Aquí tenemos güerita! De ¡pásele jefe, pásele! ¡Todo barato, el mejor precio!, los triciclos tirados en las aceras, las muñecas de todos los tamaños, los camiones, autos de control remoto, los juguetes, los juegos de té, los zapatos, la ropa, son materialmente arrebatados, es la locura por comprar, por llevar a los Reyes Magos que por siempre viven en nosotros, en nuestro interior, en nuestra infancia dormida, en la mente, en nuestro libro de recuerdos.
Hoy, y siempre vale la pena vivir el ritual, de vivir la historia sin fin que se habrá de repetir hasta el fin de los siglos, porque el milagro existe, si, así es tocayo, hermano, amigos, la historia de los Reyes Magos es una historia sin fin, es una obra de teatro de la vida misma, donde nos tocó jugar un papel que no se rechaza nunca, ya sea como actor de reparto o la estrella principal para los nuestros. Por eso, hoy, este seis de enero, lo he comprobado, la leyenda, la historia existe, el milagro se ha realizado una vez más…Los reyes magos, por supuesto, si existen…gracias a DIOS y a los amigos como ustedes..
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