sábado, 31 de agosto de 2019

Atlante…la pasión y la entrega por la causa azulgrana

Doctrina y dogma por los colores azul y rojo/ Los recuerdos llegaron en cascada/ Gracias por el mejor regalo del 2019/ La liturgia atlantista se cumplió una vez mas/ ATLANTE y una afición que se trae en el pecho y en el alma…Carlos O. Morales... (para mi amigo Arturo González Díaz) El futbol es una pasión, es emoción y sentimiento, es un deporte que no se puede vivir a medias, es la vorágine que te envuelve todos los días, los meses y los años, es una adicción que embrutece y subyuga, es una corriente que envuelve y cautiva, es el desahogar entre risas y gritos, ese sentimiento que te atrapa como un remolino en los colores, el verde y el blanco, el azul y amarillo, y en el caso del que escribe, los colores azulgranas. Volver a presenciar un partido de los Potros de Hierro en el Estadio Coruco Díaz allá en la selva cañera, es todo un espectáculo, es recordar el pasado reciente, es seguir las acciones en el terreno de juego, pero en tu mente, es rememorar, evocar otras épocas, tanto de equipos como de estadios y sobretodo de aquellos inolvidables grupos de seguidores y aficionados al balompié. El futbol es un submundo que atrapa, arrastra, y contagia, el solo citar nombres como Zacatepec y Atlante, es generar expectación desde semanas atrás, es negocio que genera millones de pesos y que, en el caso de la zona cañera, genera empleos de manera indirecta, pero que finalmente atrapa y subyuga, somete y domina. Llegar al pueblo de Zacatepec es todo un espectáculo, es vivir el ritual de buscar donde estacionarse, donde comer y donde apagar la sed que no se quita con un vaso de agua o un refresco, sino que, como parte del ritual, es una, dos y tres cervezas bien frías, es buscar los tacos dorados de sesos, o bien las mollejas y las habas en las gradas del Coruco Díaz. Horas antes de iniciar el encuentro, las calles de Zacatepec se envuelven en la magia de la llegada de los aficionados azulgranas, los gritos, las banderas, los camiones estacionados en el lado sur del estadio, los autos de lujo, con familias enteras, las gorras azul y rojo, las llamativas playeras que pululan alrededor del estadio, los gritos de apoyo atlantistas, hacen que se erice la piel, la presencia azulgrana es todo un espectáculo, desde el camión de la porra procedente de Tepito hasta el lujoso camión del equipo que hoy tiene su sede allá en el caribe mexicano. Tomados de la mano parejas de atlantistas caminan en torno al coloso cañero para lograr el boleto de entrada, hombres de canas y arrugas en el rostro beben cerveza hasta en tanto no de inicie el partido, hombres y mujeres viven el ritual de esas porras que hoy son nuevas generaciones de quienes aman y quieren los colores azul y rojo. Hablar del ATLANTE es recordar tiempos pasados de añejas anécdotas que marcaron momentos determinados en nuestras vidas, de sucesos que hoy vuelven en cascada conforme se ingresa al estadio, o camina uno en torno a las gradas para buscar el mejor ángulo para disfrutar un partido que vivirá su mejor momento en el segundo tiempo. Hoy los recuerdos llegaron como torbellino, hasta recordé a luchadores y la vieja arena Isabel, llegaron a mi mente, los nombres del Manolete Hernández, José Luis “la cuca” Amuchástegui, Armando Franco, Raúl “el mazacote” Orvañanos, Rafael Puente, Ernesto Cisneros, Juan Ignacio Basaguren, Daniel Montes de Oca, y muchos más, así como estadios Nou Camp de León, La Piedad, el estadio Tlahuicole de Tlaxcala, El Jalisco y otros. Me sentí nostálgico pero contento, feliz de ver en el campo a unos nuevos chamacos que traen en la sangre el cariño y el amor por la camiseta de los potros, jugaron bien, aunque les falta más coraje y decisión, las habas y la cerveza hicieron estragos, pero no puedo negarlo hoy me han hecho el mejor regalo de este 2019. Negra santa tu lugar estuvo ahí, y sé que, de haber podido, hubieras acompañado a los amigos, esos que son para siempre.

Atlante…la pasión y la entrega por la causa azulgrana

Doctrina y dogma por los colores azul y rojo/ Los recuerdos llegaron en cascada/ Gracias por el mejor regalo del 2019/ La liturgia atlant...